Sobre la cima del cerro del Príncipe Pío, rodeado de paseos de tierra y en medio de una lámina de agua poco profunda y sin surtidores, se colocó a finales de los años 60 del siglo pasado, el Templo de Debod, procedente de Egipto. Fue regalado a España por dicho país en reconocimiento de la labor de una delegación española que acudió al desmontaje de los templos de Abu Simbel organizado por la ONU, ante la amenaza de quedar bajo las aguas cuando se culminara la construcción de la nueva presa de Asuán.
Es tradición que los propios y los turistas acudan a esta zona para ver el Sol ocultarse en el lejano horizonte aprovechando la gran depresión que los siglos han realizado con las aguas del Manzanares, el río de Madrid. Si te concentras y vas en la época adecuada, puedes hasta sentir la fuerza del calor, soñar que te encuentras en el Valle de los Reyes, notar cómo el fresco va entrando en tu cuerpo... E imaginarte cómo sería de penosa la labor de tantos trabajadores que hicieron posible la belleza de las pirámides y templos, como el de esta pequeña muestra que tenemos en Madrid. Si te da tiempo, pasea por los alrededores, los conocimos en una Zancada que puedes leer aquí, también podrás profundizar en los detalles de la historia de este auténtico Templo egipcio.
"El atardecer es tan antiguo que tal vez lo inventaron los egipcios
para poder respirar algunas horas al día"
@ 2022 by Santiago Navas Fernández
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