sábado, 12 de julio de 2014


"... Pero con él ha sido distinto, no ha tenido prisa, se ha demorado recorriendo con delicadeza y entrega esos pliegues de la piel que me hacen estremecer, es como si ya los conociera de antes. Han sido horas enteras de pasión. Sus caricias, con sus manos, con su lengua, han ido directas a lo que yo deseaba a cada instante, no ha habido lugar de mi cuerpo que él no haya recorrido. Con las yemas de los dedos, con los labios, con su cuerpo entero, ha adivinado lo que quería, lo que necesitaba en cada momento y ha sabido cómo dármelo..."


del diario de Lucía ("CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR")