lunes, 18 de agosto de 2014





Los adornos son la presentación poética de las cosas simples. Es como el vestido en los seres humanos, nos identifica, nos clasifica, nos sitúa, pero no hay que olvidar que lo importante está dentro. De nada sirve la ornamentación si el palacio es solo fachada y su interior no es más que una chabola. Como Lucía escribió en su diario: "...Descubría, que más que una fortaleza era una cueva, con más o menos encanto, pero no el castillo que había imaginado ...", Diario de Lucía, Cuando el viento deja de soplar, libro.