viernes, 25 de febrero de 2022

ATARDECER Nº 9. EL AGUA.




“El agua era cristalina y tranquila, 

todavía de color caramelo en el resplandor del atardecer.” 

Stephen King

Busqué como marino varado las aguas donde estuvieran. Madrid, cuyo lema presume decir que se eleva sobre aguas mil, que se alzó sobre decenas de arroyos y acequias, que fue surcada por canales artificiales montados sobre acueductos y enterró sus principales vías de abastecimiento, me ofrecía a cada paso una muestra de esa riqueza infinita en fuentes y estanques. Pero jamás encontré lo que el mar me ofreció, que el sol se fuera a acostar entre sus olas como sábanas azules. A cambio, desde casi la altura de las nubes podría verle lavar la cara antes de irse a dormir, así que escalé a los grandes montículos que aquí llaman edificios, o rascacielos en un egoísta deseo de sentirse poderoso.

Allí encontré lugares donde el agua cuidada y encerrada en pequeñas cárceles que los habitantes llaman piscinas, jugaba a determinada hora con los reflejos del sol. Se convertía en lupa y, a la vez, atemperaba su fulgor. Ver atardecer desde una terraza con agua, es otra de las bellezas que se pueden y se deben disfrutar de este Madrid de hormigón y acero que se posa sobre base del líquido elemento. No será la última, pero el color "caramelo" esa tarde, lo pude disfrutar desde un hotel sobre la calle de Goya.

Ver Los 43 atardeceres de El Principito en Madrid


@ 2022, by Santiago Navas Fernández

viernes, 18 de febrero de 2022

ATARDECER Nº 8. EL MIRADOR DEL COSMOS.

 


En busca de ese atardecer inmenso, pletórico de belleza, sorprendente, evocador... encontré a una persona, no digo si era hombre o mujer porque eso no importa en este caso, que tocado de su sombrero de ala, tipo explorador, coincidió cerca de mí en varios lugares. Me llamó la atención no solo por eso, también porque balbucía algo que no pude llegar a entender y mantenía en sus manos un libro abierto, del cual y sin mirar, parecía recitar su texto... o eso quise figurarme, comparándolo a como hacen los creyentes de algunas religiones que recitan las, para ellos, sagradas palabras, mientras mantienen un libro abierto entre sus manos o simplemente las colocan en la posición de mantenerlo, pero jamás lo miran, no leen, si no que regurgitaran dichos textos. Por lo que aún sentí más curiosidad, pues tanto su aspecto como el libro, eran los mismos cada vez que lo vi.



El último lugar donde coincidimos fue donde menos me lo podía esperar. 

Era una tarde clara pero con algunas nubes y supuse que con buena vista observaría un gran atardecer, así que ascendí hacia lo que he dado en llamar "el Mirador del Cosmos", os explico. Hacía poco que había estado paseando por una zona cercana al Paseo de la Dirección donde varias de sus antiguas calles habían desparecido bajo la pala de la escavadora, sus casas bajas y familiares habían sido derruidas tras años de un inagotable expediente de expropiación, en la cota más alta, resistía una escueta calle que miraba hacia el ocaso, cuyo nombre me pareció generosamente hermoso, se llamaba la calle Cosmos. Ahora, fruto de la especulación de la zona, apenas quedaban en pie cuatro números y sólo de una acera, pues la otra daba hacia los descampados de los que la separaba un pronunciado talud. Desde allí alto podía ver las copas de los árboles del Parque Agustín Rodríguez Sahagún, asomar algún pino de la Dehesa, los barrios de "los guardias", Valdezarza, San Nicolás, Belmonte, El Pilar, etc., y al fondo la Sierra de Madrid, oculta en parte por los futuros sky lane que han surgido de las cenizas de las chabolas. Aquella otra persona estaba allí y al marcharse vi que se dejaba el libro; de un salto cubrí los cinco o seis pasos que me separaban del lugar que había ocupado y, entonces, al cogerlo, vi el título: "OPACAROFILIA PARA PRINCIPIANTES".


Los atardeceres son prueba de que los finales también pueden ser hermosos

Beau Taplin (escritor australiano nacido en 1988)



@ 2020, by Santiago Navas Fernández

P.D.- El Mirador del Cosmos existe, aunque no como tal, y su origen realmente es el que explico. La propuesta de hacer un mirador fue lo primero que se me ocurrió al ver el lugar.

lunes, 14 de febrero de 2022

ATARDECER Nº 7. ALAS DE MÉXICO.

 


La Osa acompañó a El Principito hasta el Parque Norte-Carmen Tagle de Madrid que nosotros hemos visitado aquí. Allí le contó la historia de Juan Salvador Gaviota "Rompe las cadenas de tu pensamiento y romperás también las cadenas de tu cuerpo", decía aquél. Luego le mostró unas Alas que, dijo, puedes probar a ponerte para sentir como un humano, porque los hombres y mujeres sueñan con volar, pero no saben desprenderse de su cuerpo y así, han inventado aviones y cohetes para intentar hacer casi lo mismo que tú haces con la mente. El Principito se quedó pensando en todo aquello al tiempo que observaba el atardecer sobre el Parque Norte-Carmen Tagle. 


"Alas de México" es donación al Ayuntamiento de Madrid que hizo el de la capital de dicho país, dentro del proyecto "Ocho Ciudades, Ocho Culturas". La escultura consiste en dos alas realizadas en bronce, de gran tamaño, que reposan encuadradas en un marco de acero y cemento. Se accede por tres escalones colocados de forma que cualquiera que así lo desee pose con las alas detrás como si se tratara de un apéndice más. El proyecto escultórico original era que el artista mexicano Jorge Marín (jorgemarin.com) realizara esculturas para ubicar en lugares públicos de ocho ciudades significativas, donde el paseante pudiera interactuar con las alas que en la ciudad de México se han convertido en referente, punto de encuentro popular, motivación e integración cultural. Otras alas las podéis encontrar en las ciudades de Dubái, La Haya, Berlín, San José de Costa Rica, Singapur, Québec, Tel Aviv, Nagoya (Japón), Los Angeles, San Antonio y Denver.



@ 2022, by Santiago Navas Fernández

martes, 8 de febrero de 2022

ATARDECER Nº 6. MY SKY HOLE.



My sky hole/Madrid es obra del escultor japonés Bukichi Inoue, se ubica sobre la quinta pirámide artificial del Parque Juan Carlos I que visitamos aquí. Se sube por una rampa hasta una pequeña meseta donde una gran semiesfera brillante surge del adoquinado, cuatro cipreses se orientan a los cuatro puntos cardinales, mientras refleja el cielo, lo divino y lo humano, lo artificial y lo natural en un contraste que es parte de una serie de monumentos dispersados por el mundo y que dan lugar a creaciones similares del autor

"Observar un atardecer es conectar con lo divino"
Gina De Gorna.


El Parque Juan Carlos I es una sucesión de obras paisajísticas, monumentos y naturaleza en una combinación perfecta. Este montículo es parte de una serie de ellos expresamente creados para que alcancen una altura de mirador sobre la ciudad y ofrecen la posibilidad de sentirse como un ave. Tú, Principito, no lo necesitas, pero los seres humanos desean volar y no pueden hacerlo más que a través de sus inventos y la imaginación, estos lugares inventados les sirven para sentirse un pájaro.



@ 2022, by Santiago Navas Fernández.

jueves, 3 de febrero de 2022

ATARDECER Nº 5. LAS AZOTEAS.




En el camino blanco
algunos yertos árboles negrean;
en los montes lejanos
hay oro y sangre… El sol murió…
¿Qué buscas, poeta, en el ocaso?

 Antonio Machado


Si tienes suerte, verás al sol cuando se viste de atardecer, cuando se pone el pijama para irse a dormir. Madrid está lleno de azoteas desde donde observar cómo la ciudad es invadida por las sombras, pero aquél día fue distinto, porque juguetón el sol, se ocultó tras unas conocidas torres que, coquetas, quisieron transformarse en cristal trasparente para avergonzarle.


Esa torre que tu ves dominando el horizonte, no es una sino dos. La otra está detrás, por eso no la puedes ver desde esta posición, pero desde cualquier otra, no obtendrías el efecto de la luz en sus ventanas. Ambas son gemelas pues en su base están unidas como dos hermanas que no se puedan ni quieran separar. Quien la construyó, levantó su estructura de hormigón hasta donde quería alcanzar y luego fue rellenando las plantas que iba a tener. Eso fue hace casi 50 años.



@ 2022, by Santiago Navas Fernández