miércoles, 4 de febrero de 2015




Cometemos el error de pelearnos unos con otros, como si nuestros caminos, o nuestros destinos, fueran distintos. Cometemos el error y a veces bloqueamos las salidas, por no reconocer que no todos podemos estar con todos, que cada uno somos cada quien y cada cuyo, que por que somos humanos somos distintos, que eso es lo que nos distingue, entre otras cosas, del resto de seres vivos.
Dos railes sobresalen en la nieve. Ella es la incomprensión, los defectos, el egoísmo, ... lo que nos enfrenta. Y los railes somos nosotros, paralelos hasta el infinito, no sabemos que por debajo estamos unidos, porque toda la basura que, como la nieve, cubre las traviesas, impide reconocernos el uno en el otro.

¿Tendremos que esperar hasta la primavera para verlo?, tal vez si. Pero si el calor de nuestra intensa humanidad triunfara, la nieve se derretiría, arrastrando todo lo negativo que en su aparente belleza se oculta, dejando ver el travesaño que nos une.
El calor de una mano extendida ...