viernes, 23 de abril de 2021

Ñ

 


La piñata. La cucaña. Ser maño o ser maña.

Por la mañana el niño y la niña se bañan.

Soñar con una araña, amañar una patraña.

Estar de coña, tomar una caña, desengañar con saña.

Ser un “roña”, ser un “moñas”, maña con la lasaña.

El otoño. Un moño. Un coño. ¡Qué maraña!

Tañen las campanas desde la espadaña.

Tienda de campaña en la campiña donde se amuña la pezuña el Ñú y jiña el Ñandú.

Un puño es una piña y un piñón es una uña.

Laña la leña, domeña el ñame, ñáñara de un rasguño, engaña añagaza, apaña la ñapa. 

Ñam ñam ¡qué rico! dice el ñoño y la ñoña le da un paño.

La añada del borgoña este año es de hogaño, no de antaño.

Un murgaño huraño y una musaraña risueña.

En Azaña ¿hazaña o azaña? se despeñó Limeño desde el peñón al meño.

No señor señoritingo, sí señora Doña Begoña. Para Toñín una carantoña.

Regaña el ñato la compañía de Malasaña.

¿Me aliña un ñoqui de tamaño no pequeño?

¿Me añuga o me añozga, paceño?

La señal señala la señera, Señoría. ¡Qué mañoso!

La caña de Carabaña aliña de añil el riñón añejo.

El armiño enseña los piños a Treviño.

Y así, pergeña otras 15.000 cuñas el español.

Iñaki: tiñe de eñes la Ñ es de España.



La letra ñ/Ñ procede de la abreviatura de dos enes correlativas, un método que se usó en aquellos tiempos en que los textos eran escritos y reproducidos a mano; de esta forma se agilizaba el trabajo y se ahorraba tiempo y material, pues el papel era también laborioso de obtener. Aunque esta letra se da en el español y no en otros de raíces latinas como el italiano, francés, etc. no es únicamente propio de nuestra lengua, hay otras que conservan la tilde o virgulilla, también llamada cedilla o apóstrofo.


Con la llegada de internet se quiso suprimir, pero es imposible, obligaría a cambiar un idioma tan extendido como el español, entre los tres primeros más hablados del mundo por extensión y el segundo más hablado de origen materno. Y además en continua expansión. La polémica surgió en 1991 con la edición de los teclados en inglés, España se acogió en 1993 a la protección que otorgaba el Tratado de Masstricht y salvó la situación, a medias, pues aún no se recogen direcciones en internet con la ñ.


La ñ del castellano, la usan el gallego, el vasco, el asturiano y el aragonés uesca, pero también lenguas indígenas amerindias que no usaban la escritura como el mixteco, el zapoteco, el otomí, el quechua, el aymara, el mapuche (o mapudungun) y el guaraní que la asimilaron en la escritura como representación de sus sonidos tras la incorporación del español a su cultura. Así mismo, otras culturas que también tuvieron contacto con el español cuentan con la ñ, como el papamiento de Curazao, el tagalo y el chabacano de Filipinas, el bubi de Guinea Ecuatorial, el chamorro de Guam, el mandinka centro africano, el malgache de Madagascar o el tetun de Timor oriental. Y muy similar a la ñ, incluso de igual sonido, lo hay en el tocayo, el sánscrito, el tailandés y el jemer.


Como dijo Gabriel García Márquez: "La eñe es un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos"


Porque no es lo mismo que "Iñigo se despeñe" que "Iñigo se despene" ¿a qué no?. Y para combinarlas, casi 16.000 mil palabras llevan en español solo, la Ñ.


Feliz mes del libro y de la Ñ.



@ 2021, by Santiago Navas Fernández





jueves, 1 de abril de 2021

Ernestina de Champourcin

 


Al final de la tarde
dime tú ¿qué nos queda?
El zumo del recuerdo
y la sonrisa nueva
de algo que no fue
y hoy se nos entrega.


Al final de la tarde
las rosas siguen lentas
abriéndose y cerrándose
sin caer aún en tierra.

Al final de la tarde
no vale lo que queda
sino el impulso mágico
de la verdad completa.


Ernestina de Champoucin (Vitoria, 1905 - Madrid, 1999) es una destacada poeta de la generación del 27, tan poco reconocida como todo el resto de mujeres que integraron dicha generación, discípula de Juan Ramón Jiménez, cuyo estilo mantuvo en toda su obra que, sobre todo, es de temática amorosa, pero que también refleja la situación social de su tiempo y las dificultades del exilio de todos aquellos que tuvieron que abandonar su tierra.

Hija de una familia noble, realizó sus estudios en Madrid, donde residían. En 1926 entró en el club del Lyceum Femenino, integrándose en la vida cultural de la capital y luchando por el derecho a hacerlo del resto de mujeres. Publicó varias obras. En noviembre de 1936 se casó con el también poeta Juan José Domechina, que había sido secretario personal de Azaña. El matrimonio acabó exiliado en México.

Es una de las llamadas "las sin sombrero". 


@ 2021, by Santiago Navas Fernández