lunes, 16 de noviembre de 2015





Nos gusta complicarnos la vida.



No nos vale con lo que el camino va poniendo ante nosotros. Disfrutar con un suspiro, quitarnos la sed con un poco de agua, o el hambre con un puñado de nueces. No. Necesitamos más, mucho más, o eso creemos.

Y nos complicamos la vida cuando no sabemos apreciar un cuadro cotidiano dibujado sobre un fondo corriente. Las cosas simples del día a día. Sin reconocer que la felicidad está en que siempre nos falte algo casi casi básico.

Y corremos detrás de los sueños mientas mejor podríamos estar bailando en la calle. O nos acuartelamos cuando podríamos salir a oler el mar. Y peleamos por pasar al primer puesto en vez disfrutar de la brisa en nuestro rostro.

Alguien dijo "la arruga es bella". Y todos nos reímos, pero no pensamos en lo que realmente significa. Llegar a una edad, vivir sin preocupaciones, reírse con avaricia, en definitiva, disfrutar sin pensar en las apariencias.


Y es que somos humanos. Y nos gusta complicarnos la vida. Por eso admiramos a las personas sencillas.