sábado, 23 de agosto de 2014


Una cebolla te hace llorar sólo cuando la troceas.




Los despojos del amor compartido, quedan tendidos y suaves tras el paso de los cuerpos sudorosos, como recuerdo de los amantes que yacieron sobre ellos.


"...Y todo ocurrió de una forma natural y placentera, sin tiempo, sin prisas, sin pretextos, sin palabras forzadas ni tópicos irreales. Fuimos lo que fuimos porque así lo queríamos ser y porque lo habíamos estado deseando sin saberlo, ni quererlo reconocer. Lo que pasó, pasó, y el tiempo que duró esa primera vez lo desconozco, si no fuera por la sucesión de la noche y el día. Y nos dimos más cuenta de ello, salimos de nuestro ensueño, justo por la claridad que comenzaba a despuntar en la lejanía que un día soleado anunciaba. Así fue nuestro primer día juntos. Instantes de felicidad..."

CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR (búscalo en AMAZON)






Todos necesitamos una guía que nos conduzca, una fe que nos inspire, una meta hacia la que caminar. Un farol perdido en la inmensidad no dice nada para quien no sabe a dónde va, pero es la señal, como el faro en el mar, del que busca entre la vorágine del mundo.