miércoles, 19 de febrero de 2020

El viejo pescador



El pescador, un día más, lanzaba su caña sin resultado ninguno, llevaba ya mucho sin pescar algo que realmente valiera la pena. Y no sabía por qué, pero no se desesperaba a sabiendas de que la constancia es la mitad de la victoria. Esa mañana, un hombre se asomó al otro lado, aunque no cruzaba de orilla, conocía a todo el que estaba enfrente, pero éste ni le sonaba. Iba bien vestido, como de rico que sale al campo a pasear y abandona la Corte por un rato.

- Pescador, cruza la orilla, aquí hay peces -le dijo sin mover los labios siquiera. Pero él ni se inmutó- ¡Pescador! ¿no me oyes? si cruzas a mi lado pescarás todos los días, mi reino es fértil en la tierra y generoso en el agua ¡Ven!

Pero continuó impertérrito, mirándolo de soslayo.

- Pescador, déjalo todo y ven, aquí encontrarás mujer joven y bella, e hijos fuertes y trabajadores que te obedecerán. Ellos pescarán por ti. Pescador, sólo te pediré que vigiles mis tierras, que difundas mi gloria y halagues mi nombre y que atraigas otros pescadores y agricultores a mí dominio. Ven, serás feliz.

Pero el viejo no hizo caso. El Caballero insistió. Y tantos argumentos dio que cada vez resultaba más difícil negarle. A un movimiento de su bastón, los peces saltaron por su orilla, gordos y hermosos, mientras al pescador no le entraban ni los alevines. El Caballero volvió a insistir y señaló hacia su carruaje, donde apostados esperaban tres siervos bien vestidos y estirados, dos asistentes y unas damas sonrientes.

- Ven, pescador.

- Señor, fácil me lo ponéis, y tan fácil es, que ahora comprendo a dónde fueron varios vecinos en años sucesivos. Vuestra oferta es generosa y atractiva. Pero mirad, mujer ya la tengo, que es de mi estilo: como yo, come cuando hay y las más las veces ayuna a mi lado, es una diosa por dentro y su corazón es de oro, pero del que no se puede vender. Mis hijos son fuertes, pues resisten el duro trabajo y el hambre con creces. Y los peces, a veces, son generosos y se me vienen a la caña, o cuando no, un conejo se me pone a mano, una tórtola o un gorrión -respondió el viejo.

"Yo nací en este lado del río y vos en ese -siguió tras una pausa-, así lo dispuso Dios y así tiene que ser. Vos no cruzáis ¿por qué he de hacerlo yo? Vos os lleváis a los que, incautos, creen en vuestra palabra, para convertirse en siervos, claro, que comerán caliente casi todos los días, pero tendrán que soportaros, mientras que yo, señor, vivo soportándome a mí y a Dios, que ya es, Él solo mi Señor. Con qué andad con este hueso a otro perro, que a mí no me veréis roer lo que al final me habéis de cobrar a precio de jamón".

Y el viejo siguió pescando y el Caballero siguió su camino.

Cuando regresó a su casa con la nasa vacía, le contó a su esposa lo que le había pasado. Ella no dijo nada, salió y mató un pollo, con él y varias verduras del huerto, hizo un rico guiso para cenar esa noche. El viejo no podía comprenderlo, pues sólo mataban un pollo en ocasiones muy especiales, pero confiaba totalmente en su mujer. Cuando acabaron de cenar, ella cogió las entrañas y las llevó a la cabaña de la vieja que vivía sola, junto con un tazón de caldo del guiso.

A partir del día siguiente, el pescador siempre encontró en su caña, una hermosa trucha a poco de comenzar a pescar. Y vivieron felices con lo justo, que quizá no sea lo más bello, pero para quien sabe apreciar lo que verdaderamente tiene valor, es suficiente.


@ by  Santiago Navas Fernández

domingo, 16 de febrero de 2020

La Fontaine


"La sabiduría es un tesoro que nunca causa entorpecimientos."

Te sonará Jean de la Fontaine por sus FÁBULAS, conjunto de obras con lección moral, escritos en verso y cuyos protagonistas eran animales que charlaban entre ellos, no exentas de humor. Se editaron 12 tomos nada menos, entre 1668 y 1694. Seguro que has leído más de una. Pero también es autor de los CUENTOS GALANTES O LIBERTINOS, que fue llevada al cine en 1980.

Pero La Fontaine fue un poeta inspirado en Esopo y Fedro, que llegó a ser miembro desde 1683 de la Academia Francesa, doce años antes de su muerte. Junto con Moliere, Racine y otros, formó un grupo literario de renombre. Su principal obra publicada es una adaptación de EUNUCO, de Terencio, en 1654. Y en 1644 publicó CUENTOS Y RELATOS EN VERSO, considerada su mayor logro literario.

Había nacido el 8 de julio de 1621 en Château-Thierry, estudió Derecho, pero lo abandonó por dedicarse a la literatura. Fue protegido de Nicolás Fouquet, ministro de Luis XIV, componiendo odas y versos en su honor a cambio de vivir en el palacio de Vaux. A la caída del ministro, fue acogido bajo el mecenazgo de la condesa de Orleáns, para componer diversos relatos publicados en 1665, inspirados en temas de Ariosto, Bocaccio, La Salle, Rabelais y Margarita de Navarra, cambiando su historia con un fino humor muy a gusto de la época.

Murió el 3 de abril de 1695 en París y está enterrado en el cementerio del Peré-Lachaise


@ by Santiago Navas Fernández

jueves, 13 de febrero de 2020

Amiel



"Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello"


DIARIO INTIMO es la principal obra, o por la que es más conocido, el autor suizo Henri-Frédérick Amiel; vemos a continuación un esbozo de su biografía.

Nació en Ginebra el 27 de septiembre de 1821, su obra más destacada es el diario que ocupa varios volúmenes y miles de páginas escritas desde 1839 y hasta su muerte en 1881, acaecida en Ginebra el 11 de mayo. El Diario fue publicado resumido en dos volúmenes tras su muerte. Y si con el resto de su prolífica escritura no había alcanzado el reconocimiento que se merecía por sus valores académicos, con esta obra íntima lo consiguió.

Fue el hijo primogénito de una familia hugonote huida a Suiza. Su madre, Caroline Brandt, murió cuando él sólo contaba once años y dos más tarde, se suicidó su padre, Henri Amiel, dejándolo con dos hermanas menores a su cargo. Fueron recogidos por un tío que ya contaba con 5 hijos propios. Pero sus dotes de estudiante, le permitieron adquirir una gran formación y viajar por Francia, Italia, Bélgica,... hasta que finalmente regresó a Ginebra como profesor de estética. Realizó diferentes estudios y trabajos sobre diversos autores. Fue un moralista, pensador y destacado escritor suizo, cuya mayor rasgo dicen que era la extremada timidez. Pero nos dejó numerosas citas para reflexionar.


@ by Santiago Navas Fernández