viernes, 19 de septiembre de 2014




En realidad, hay cosas inmutables, las reconocemos en el arte, en ese Arte de grandes nombres, pero también de desconocidos que crean detalles insospechados. Una mirada del niño a la madre, cargada de la inocencia propia de la edad, pero al tiempo, plena de inteligencia, como anunciando la categoría del personaje que representa. O tal vez es la mente del artista la que cuelga atributos que luego teje.
Igual que el escultor, el escritor crea con su palabra los paisajes, teje las historias y transmite los sentimientos. Sí es verdad que el lector interpreta de forma distinta a como lo escribió el autor, pero eso no importa, lo importante es que transmita.