He tenido un sueño, vivía en el siglo XVII, en Madrid; de repente un día al volver la esquina, vi que un enorme edificio había sido pintado con personajes reales, dos de ellos me resultaban familiares, uno entregaba una llave y el otro la recogía, detrás de cada uno aguardaban sus ejércitos y hacia la derecha según vi, una nube de "lanzas" se perdía a lo largo de las sucesivas paredes de los edificios colindantes. Poco a poco se arremolinó la gente que comenzaba a salir a la calle aquel día, como yo, para ir a sus asuntos, pero incapaces de seguir ante tamaña pintura. Un viejo desdentado se me arrimó y me dijo "fíjese que llevaban varios días con grandes lienzos cubriendo las paredes, pensé que estarían los albañiles trabajado"; otro más allá gritaba escandalizado por la fatuidad; una dama en su coche mandó pararse al ras y se asomó entre las cortinillas poniéndose un antifaz de ojos quizá para que nadie la conociera; un gran señor hablaba con sus criados que le acompañaban al mercado con grandes capazos, todos atónitos ante la pintura...
No puedo evitar acordarme de aquellos hombres que en Altamira pintaron bisontes, figuras humanas, ciervos... cuando aún no sabían casi ni hablar. El Street Art, muralismo o graffitis no deja de ser polémico, hay autores que sitúan su origen en los años 70 del siglo XX cuando en el metro de Nueva York comienzan a aparecer dibujadas enormes letras donde deslumbra el color y el brillo, pequeños lienzos que recorren la ciudad mostrando el arte callejero a los ciudadanos. Y aquí es donde comienza la polémica ¿arte o gamberrismo? Vayamos a la Ley, en España se considera falta si se ha hecho sobre una propiedad privada y el importe de reparación no supera los 400 euros; se considera delito si afecta a una propiedad calificada como Patrimonio Histórico.
Es innegable que el muralismo tiene un sentido más allá de la obra, es como una expresión de rebeldía que se expresa en lugares no considerados para esos fines, pero al tiempo es reivindicativo, ideológico, atrevido... algunos de los autores evolucionan hacia espacios donde puedan verse sus obras e incluso venderse, porque un muro, un autobús urbano, un tren, el cierre de una tienda... no pueden enmarcarse, ni colgarse de una galería de arte, y sin embargo es algo popular, lo vemos miles de personas no iniciadas en el arte que cada día pasamos junto a ellos, por tanto, ¿es arte callejero?
Obviando el destrozo de mobiliario urbano que algunas veces se produce, se encuentran verdaderas obras de arte que a veces son más bien que mal, una solución para muros feos, destrozados, irregulares. Como otras veces son particulares, comerciantes y empresas quienes buscan a los grafiteros (no son anónimos, aunque usen seudónimos, de hecho, los hay que han cotizado en las principales galerías de subastas de arte y se anuncian en internet). Pero también las administraciones ha encontrado una fórmula para combinar el deseo con la necesidad a través de diferentes campañas en barrios (por todo el estado), de hecho, muchos de esos murales que vemos, han sido permitidos y pagados. Obra efímera, claro, las inclemencias climáticas son su principal enemigo. Así que vamos a aprovechar para disfrutarlos donde los haya. Los que os traigo aquí, los podéis ver en los muros del Campo de Futbol de San Federico, calle Alcalde Martín Alzaga, en la Dehesa de la Villa de Madrid, las fotos están hechas entre marzo y abril de 2022.
Ver más murales aquí.
@ 2022 by Santiago Navas Fernández
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