"La rebeldía de un hombre bueno" reúne trazos de novela negra, de experiencia, de vivencia personal, de respuesta vital, de inestabilidad, de sueños... en una sola historia, la de un empleado de banca que se siente defraudado por la vida, que siente la angustia de no haber llegado a conseguir lo que pretendía, que ha dejado por el camino mochilas que quería cargar y ahora las echa de menos.
Por eso, tras repasar mentalmente su vida, decide replantearse si debe seguir viviendo en el mismo lugar y trabajar en la misma situación. La historia nos presentará anécdotas, alguna de ellas real, pero también situaciones figuradas en un lugar que existe realmente, aunque no todo lo que se cuenta se puede encontrar, pues la fantasía del escritor ha añadido lo que era necesario para redondear las situaciones.
Un inspector a punto de jubilarse, amigo íntimo del protagonista, acabará por descubrirnos la trama. Y otro viejo amigo de Marcial, descubrirá casualmente los últimos años del héroe perdido pero nunca olvidado.
"Tomó de una carpeta el informe del técnico que había abierto la Caja fuerte, iba acompañado por las notas de los policías que se personaron ese día en la sucursal y por un informe posterior de un perito policial. No cabía duda de que no hubo fuerza en la apertura de la puerta blindada, ninguna cerradura estaba forzada. El sistema consistía en unas claves numéricas sólo conocidas por tres personas en la Sucursal..."
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"El psicólogo más que una recomendación había emitido una acusación, seguramente presionado por los acontecimientos que se precipitaban dentro de la Entidad. El lobo había asomado las orejas y él las había visto a tiempo, si no era capaz de demostrar que ya apuntó algún indicio irregular en la personalidad del acusado con suficiente antelación, su profesionalidad se vería en entredicho y podía correr peligro su puesto de trabajo. Como tantas veces le contó Marcial, había sonado el “sálvese quien pueda” y en este tipo de empresas tan competitivas, eso era el banderín de salida para una serie de pisotones, codazos y zancadillas a diestro y siniestro; eso se valoraba mucho, la capacidad de supervivencia y sólo los más audaces tenían futuro."
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"– Han encontrado el vehículo de Marcial, inspector, estaba en un descampado de la capital, completamente desvalijado y convertido casi en chatarra, eso sí. –Suponían que lo habían robado, tenía numerosos golpes, seguramente originados por una mala conducción, tal vez usado en algún alunizaje u otro delito, de todas formas, había sido finalmente desmontado para sacarle las piezas y venderlas en el mercado de segunda mano; por el lugar donde lo encontraron, así lo suponían. En breve llegaría el informe de las huellas dactilares encontradas.
– Eso nos servirá de poco o más bien, de nada ya –dijo el inspector mirando hacia el cuadro."
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"– No se olvide, Angulo, que Marcial es amigo mío.
El veterano policía sí necesitaba, sin embargo, que le informase urgentemente de los horarios de todos los medios de locomoción que en cien kilómetros a la redonda partieran con destino al otro lado del océano el día del robo y el siguiente también. Para lo cual le mostró el mapa que tenía extendido sobre la mesa señalándole las ciudades de las que quería información."
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@ 2022, by Santiago Navas Fernández
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