domingo, 25 de enero de 2015


La guerra nos perjudica a todos. Porque es al antítesis de la vida, la antítesis del sentimiento de hermandad entre los hombres y mujeres, la antítesis de la solidaridad, amistad, amor, ...


La guerra provoca la muerte de millones, el odio de otros tantos, la pobreza de todos, salvo de los que se hacen ricos y poderosos con la guerra. 

Defender la paz es defender la vida. Quien no está contra la guerra, no puede presumir de defender la vida, porque la guerra es la pena de muerte legalizada.




Lucía, la protagonista de CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR, conocía los horrores de la guerra y por eso era voluntaria. Y por eso también, dejó su vida atada a una lucha generosa.

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