- Cuando el viento deje de soplar, será
porque todos los males han desparecido – le dijo su abuelo un día.
Los mismos acantilados
que le llaman extendiendo sus fatales brazos y le tientan como si fueran imán fabricado
con la peor escoria, le atraen con sus oscuros ojos pero no consiguen abrazarlo,
“jamás me atraparán” se dice a sí mismo.
Página 68, de "CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR".
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