martes, 9 de septiembre de 2014


He de dejar constancia aquí, en público, de una de las mejores críticas que ha recibido CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR, me la dio personalmente ayer Eva Anton, compradora y lectora, me habló de la extraordinaria sensibilidad que destilaba la carta de Lucía, que el pensamiento se asemejaba a lo que cualquier mujer sentiría. 


Gracias amiga, es lo que pretendía, expresarme como si fuera una mujer, para lo que me dediqué a escuchar testimonios reales.

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