domingo, 6 de julio de 2014


No lo recuero más que en tu memoria prestada, que es como decir que si no fuera por ti no lo sabría. Fue un día cualquiera, tuvo que ser por la mañana. 


Contemplaba el paisaje. Una sombra pasó ante mí, entretenida en sí misma. Otra la adelantó, pero era mucho más sombra, pues no la vió. Y a mi sí.

Te volviste, se volvió la sombra. Y allí estaba yo, único. ¿Cómo ibas a pensar otra cosa?. Pero en realidad yo no fui. Sin embargo tu eso ni lo dudaste y recibí tu mano intensa, como la caricia de un vendaval que deja huella.

Y así fue nuestro primer encuentro que hoy, aún, no te recuerdo, pero el instan e sí.

(marzo 2014)

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