En nuestra íntima soledad por el desierto nos confesamos "esto es increíble", ¿cuántas veces lo hemos dicho o escuchado? ... ¿y cuantas nos hemos propuesto reordenar nuestra vida, cambiarla o iniciar un nuevo proyecto? Cuantas veces miramos y sólo vemos un desierto, soporífero, imbatible ... perdemos la esperanza ... nos desvelamos noches y noches y no encontramos la salida ... ¿en quien pensamos?, ¿a quien recurrimos? ... dímelo ... llámame ...

"... En la cocina dormitaban los restos derrotados de una frugal comida. Sé lo que me tocaba hacer y lo hacía. Cuando acababa, me sentía satisfecho ..." 

del diario de Jaime en 

CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR (pulsa aquí)

"... Jaime aprendió de Lucía que nunca se deben colgar etiquetas, es simplificar demasiado, es como convertir a las personas en muñecos que clasificamos por compartimentos o códigos postales, cuando en realidad, somos un conflicto entre miles de circunstancias, ideas e influencias que nos hacen ser distintos pero iguales al mismo tiempo ..." 

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¿Vives en España?, tal vez te lo pueda hacer llegar.

No sé por qué extrañas circunstancias llegamos a esta situación. El caso es que aquí estamos y de nada sirve volverse atrás a mirar el horizonte, la noche ha caído, nada de lo que es ha sido, nada fue, nada será.

Dedicando ejemplares a unos amigos y amigas el domingo en el Bar Arjona de Madrid.

¿De verdad necesitamos tantas luces para encontrar el camino?, ¿o es que acaso necesitamos que nos lo indiquen?.