lunes, 25 de agosto de 2014





"Jaime va en busca del mar, pensando que tal vez, entre la brillante espuma que crea el oleaje al arribar contra las rocas, el azul intenso de la verdad le salpique y consiga desenvarar el recuerdo de Lucía, "..."  frente al rugido de la batalla sentado en la fresca roca, le llega por la espalda el ulular del viento al pasar a través de las ramas del pinar, los montes generosamente verdes que se arriman en el horizonte hasta el extremo de las olas y compiten con el estruendo del oleaje, como ejércitos a la espera de la batalla. Ese estruendo que incomprensiblemente se convierte en silencio a través de su propia monotonía, según pasa el tiempo, como todo lo que se repite mecánicamente, que se cuela en la cabeza de los pueblos y les obsequia con el beneficio de no dejarles pensar, hipnotizados con el vaivén continuo del mar, … la mar. El viento, el aroma a pino y a eucalipto. Ese estruendo frente a esos montes generosos y abruptos de naturaleza, que presumen de albergar árboles milenarios, donde las gentes de todos los tiempos han ido a colgar sus recuerdos más tristes, sus pensamientos más sombríos, sus penas más insufribles, con la ilusión de dejarlos allí olvidados, con el deseo de que se queden por siempre jamás, en la confianza de que los trasgos, los gnomos y los habitantes secretos del bosque, les ayuden a acabar con su maldición, acunados por el rugir de la marea al fondo, arrastrados por el crujido del viento, pudriéndose bajo la constante lluvia ..."


CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR


sábado, 23 de agosto de 2014


Una cebolla te hace llorar sólo cuando la troceas.




Los despojos del amor compartido, quedan tendidos y suaves tras el paso de los cuerpos sudorosos, como recuerdo de los amantes que yacieron sobre ellos.


"...Y todo ocurrió de una forma natural y placentera, sin tiempo, sin prisas, sin pretextos, sin palabras forzadas ni tópicos irreales. Fuimos lo que fuimos porque así lo queríamos ser y porque lo habíamos estado deseando sin saberlo, ni quererlo reconocer. Lo que pasó, pasó, y el tiempo que duró esa primera vez lo desconozco, si no fuera por la sucesión de la noche y el día. Y nos dimos más cuenta de ello, salimos de nuestro ensueño, justo por la claridad que comenzaba a despuntar en la lejanía que un día soleado anunciaba. Así fue nuestro primer día juntos. Instantes de felicidad..."

CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR (búscalo en AMAZON)






Todos necesitamos una guía que nos conduzca, una fe que nos inspire, una meta hacia la que caminar. Un farol perdido en la inmensidad no dice nada para quien no sabe a dónde va, pero es la señal, como el faro en el mar, del que busca entre la vorágine del mundo.

jueves, 21 de agosto de 2014


No sé por qué se asocia tumbarse con leer un libro, a mi me encanta leer moviéndome, claro, no paseo por la calle, es un peligro, pero en lugares acotados sí me gusta hacerlo ¿a alguien más le ocurre?. No siempre, por supuesto, entenderme ...


Y tras esta reflexión, os invito a opinar sobre CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR, una aventura compuesta a partir de unas hojas de papel encontradas en la basura, unos diarios y unas cartas privadas, escritas por los protagonistas, una colaboradora de éxito de una ONG y un hombre vulgar y la gente que les rodea. La historia hay que irla hilando, porque a lo dicho se le une el relato de la acción cotidiana, echar un vistazo a través de esta página o en: https://www.facebook.com/Cuandoelvientodejadesoplar



miércoles, 20 de agosto de 2014





Jaime la esperaba en casa, días, semanas, meses, ... a que volviera cansada, feliz, decaída, ... lo importante es que volviera. Lucía ...


CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR



Aunque a veces lo que hacemos parece no servir para nada, cada acción tiene un significado, que a veces no alcanzamos a comprender, pero que existe. Como sillas sin asiento ni respaldo ¿qué sentido tienen?, pero quien así las dejó, lo hizo por algo.

CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR se escribió por una razón, recogiendo experiencias de personas que dan su vida por los demás, que podrían tener trabajos bien remunerados y "triunfar", pero que eligen otra vida de sufrimientos, porque tienen una creencia.