¿Qué ocurre "cuando el viento deja de soplar"?, es una fantasía, es la explicación necesaria, es ... un mundo aparte, porque "cuando el viento deja de soplar", comenzamos a escribir y leer.
domingo, 30 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
Jamás olvides tus sueños, porque en ellos está la vida,
jamás niegues tus ilusiones, porque en ellas vive el futuro.
Recorrí los agujeros del cielo
y en cada uno encontré una luz abierta,
un pasaje al fondo de la fantasía,
soñé, imaginé, creí en ...
Me llamaron inmaduro, infantil, incapaz,
pero ahora que les miro, desde el fondo de la sala,
junto al arpa tal vez olvidada,
siento la misma simpatía que su rabia me refleja.
Desplegué mis alegrías y extendí la perseverancia,
recorrí los pasillos oscuros guiándome por una luz negra,
hasta llegar a tus pies y mojarme en tus aguas saladas.
Ya estoy aquí, de pie, ante ti,
seguro, risueño, orgulloso, desafiante,
con mi pez recién pescado,
ofreciéndotelo sólo a ti:
¡Mira mi amor, al fin lo conseguí!.
domingo, 23 de noviembre de 2014
Qué idiota fui, ¡pero te quería tanto!."
Página 110, CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR
domingo, 16 de noviembre de 2014
Cruzar un puente ... A veces es difícil hacerlo, la otra orilla parece inalcanzable, el puente tampoco parece muy sólido, pero alguien te empuja a hacerlo, los hijos, la pareja, una amistad, intereses propios, ajenos, las creencias, ... durante la vida trazamos caminos y crecen las dificultades para alcanzarlos, pero surgen los puentes, que nos ayudan a esquivar el peligro de abandonar.
El puente puede ser ancho, bien construido, sólido y bello, entonces a nadie nos da miedo pasar por él, ni siquiera nos lo pensamos, lo hacemos y ya está. Pero otras veces tiene aspecto de frágil, de gastado, da un respeto cruzarlo, pero debemos hacerlo, debemos echarnos al hombro nuestro temor y todo lo que llevamos, si lo queremos cruzar, aún a sabiendas que al otro lado la incertidumbre es tanta como aquí.
Admiro las personas valientes que tiran "palante" y cruzan puentes, siempre caminando, siempre en movimiento, siempre inquietos e inquietas.
sábado, 15 de noviembre de 2014
Si un dia, al volver la vista atrás,
(aunque sólo sea para tomar impulso)
me diera cuenta que he dejado algo
sin hacer, por el egoísmo,
o si no hubiera dado el beso de consuelo
que esos ojos me pedían,
si así fuera,
o si hubiera depreciado una fe,
una persona, un color, una idea,
porque no me gustaba y la hubiera
despreciado, humillado, envilecido,
si así fuera,
no me perdonaría.
Pero sí me perdonaría la pereza de una tarde de sábado,
la nostalgia de una vida anterior,
el no hacer la cama cada día,
o el dejar un libro sin acabar de leer.
Nunca una foto sin hacer.
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