domingo, 14 de septiembre de 2014



Me preguntaba el otro día un comprador (que se lo iba a regalar dedicado a su hija) cómo podría catalogar el libro. Es difícil decir "romántica", "contemporánea", ... o cualquier otro calificativo, porque CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR reúne experiencias reales con personajes imaginarios, pero que existen.


Es difícil de explicar que contiene hechos tan reales que les ocurren a personas que colaboran con ONG´s, como las que estamos viendo estos días en los informativos, que viajan a lugares recónditos a prestar sus conocimientos y ayuda. Pero también hay personajes pasivos incapaces de ir a esos lugares a jugarse (y perder) la vida.

Sin embargo, todos son iguales aunque son distintos. Aman y sueñan de la misma manera. Lloran y sienten pánico, se retiran con pesadumbre de esa vida o siguen hasta que les llega el momento. Y dejan todos sus sentimientos escritos en diarios y cartas que se pierden, que aparecen y que a mi me han servido para relatarlo.

Así que la historia CUANDO EL VIENTO DEJA DE SOPLAR es intimista, contemporánea, actual, romántica, sensible, ... y lo que tu quieras decir.



Hasta la hierba deja de crecer, Eolo se harta de soplar y hasta el mejor escribano echa un borrón.

No soy de aquí ...